¿Cómo enseñar el arte de la Medicina en tiempos de Covid?


Es bueno volver a las bases y buscar sentido en las palabras. Palabras que nos darán las pistas para responder sobre la pregunta de la enseñanza de la Medicina en tiempos turbulentos, tiempos de Covid. Primero, ¿qué es enseñar? Etimológicamente la palabra enseñar viene del latín insignare, el cual a su vez se divide en in (en) y signare (señalar hacia), por lo que el enseñar se constituye en seguir un camino, una ruta por la cual aventurarse, guiado por un mentor o conductor a la usanza de Virgilio en el infierno de Dante o un sherpa en los trechos montañosos de los Himalayas clinicos. Este camino es muchas veces enrevesado lo cual recuerda el laberinto construido por Dédalo para encerrar al Minotauro que a pesar de múltiples vericuetos siempre acaba en el centro. La Medicina es un encuentro, como lo señala el médico, filósofo e historiador español Pedro Laín Entralgo, que en su libro “La relación médico-enfermo”, lo señala como la aproximación “entre dos menesterosos, dos necesitados, uno que quiere curar y otro que quiere que lo curen”. Otra diada también se presenta en la Medicina dentro del proceso enseñanza-aprendizaje: alumno-profesor. Lógicamente, esta relación ha cambiado en los milenios acaecidos en el desarrollo de la disciplina, pero la esencia se mantiene en el encuentro diario entre profesor-alumno y alumno- paciente.

¿Y qué se logra en esta simbiosis? La transmisión de la techné, el conocimiento técnico y habilidades profesionales y del medeos, el cuidado del otro, el acompañar al que sufre. Dadas las restricciones debido a la pandemia se han debido suprimir en pos de la seguridad de los alumnos múltiples actividades prácticas en campos clínicos, ejercicio nuclear del aprendizaje del arte en la Medicina. Lamentablemente, este encuentro es irremplazable. Pero se puede encontrar soluciones ante una realidad que se amplía al futuro y se piensa que se pueda repetir o incluso volverse endémica al igual que el Sars-Cov-2, más la actividad académica en un futuro, cuando sea posible, se considerará más valiosa dada su restricción.

¿Pero cómo hacer llevadero este desafío de enseñar Medicina en tiempos de limitaciones? Existen una multiplicidad de herramientas para continuar la enseñanza de la Medicina. La simulación virtual remota de pacientes permite a través de software en línea la presentación y resolución de casos clínicos en pacientes. Muy real, ya que se le entrega al alumno parámetros que tienen que sopesar en su justa medida y un examen físico ad hoc al caso estudiado. También se permite tomar exámenes para afinar el diagnóstico y una batería de tratamientos que se deben elegir para que nuestro paciente virtual salga airoso de su enfermedad.

Además el uso de modelos para una variedad de procedimientos, por ejemplo toracocentesis (procedimiento para toma de muestra de líquido en cavidad pleural) o paracentesis (procedimiento de extracción de líquido de cavidad peritoneal con fines diagnósticos o terapeúticos) y otros muchas técnicas, además de la vivencia de casos clínicos con pacientes-maniquíes que respiran, hablan , tosen, demuestran dolor o tienen signos clínicos a estudiar, se pueden realizar en centros de simulación clínica, que deben adecuarse a la demanda de cada Facultad y los cuidados ante brotes por Sars- Cov- 2 en instituciones universitarias. Todas estas herramientas servirán utilizando un anglicismo como “booster”, amplificando el beneficio de la práctica presencial clínica en instituciones hospitalarias cuando se permita.