Claudio Naranjo y lo perenne en la Medicina


Siempre al escribir se cercena lo no dicho. El jueves 11 de julio del 2019 en un lejano Berkeley, California, fallece uno de los tantos hijos en diáspora intelectual: Claudio Naranjo. Un neuropsiquiatra de fama internacional, unió la espiritualidad a la práctica de la Medicina, interesándose en nuestro país, tuvo que brillar en lejanas tierras para ser considerado como uno de los hijos ilustres de esta estrecha franja de tierra. Nadie es profeta en su tierra dicen. Pero como buen profeta, adelantado a su tiempo, no comprendido por el status quo intelectual y académico imperante, fue un verdadero “pontífice”, en su acepción de constructor de puentes, en múltiples áreas del conocimiento, especialmente al unir la espiritualidad y el cuidado de la persona. Hoy en tiempos de innovación y cambios de códigos , Naranjo planteó la espiritualidad como necesidad y realidad fundamental en el  desarrollo de la enfermedad y la salud del individuo, dimensión eterna que debe ser acogida, valorada y cultivada por el agente de salud, no como un área separada de la persona , sino como núcleo integro que debe ser abordado por la terapéutica, a través de una mirada sistémica y compleja, ya que hemos abandonado ésta, a la suerte de una sociedad materialista y cientificista, que la margina e invisibiliza ya que no es productiva ni cuantificable. Ya es hora de recobrar lo perdido (u olvidado), que nos trae a la memoria Claudio Naranjo en sus variados libros (sugiero “Ascenso y descenso de la montaña sagrada”, 2019).