Con los nuevos vientos que soplan, algunos bajo el velo de la modernidad y el avance de las sociedades, y como reza la sabiduría popular en sus sempiternos refranes: no hay tiempo que no se cumpla y ni mal que dure cien años, llegó la hora en que todos y cada uno de los nacidos y no nacidos en esta hermosa patria, respondamos el Censo de Población y Vivienda 2012 que durará tres mes. Estábamos acostumbrados a que se declarara día feriado, y todos en torno a la familia nos reuníamos a esperar al soldado conscripto, sacerdote, profesor o funcionario público que participaba de voluntario en esta trascendental tarea.
Desde hoy el Censo se profesionaliza, amplia el espectro de preguntas y el tiempo de encuesta. Hasta el último Censo, se lograba encuestar un porcentaje de la población nacional y desde ahí se proyectaba el número de habitantes. En cambio, en estos próximos tres meses sabremos con meridiana exactitud cuántos somos, pero más que eso, sabremos quiénes somos, qué fe profesamos, nuestra cultura originaria, alfabetización digital, tipos de parejas, punto éste que no ha pasado desapercibido para nadie y que es una realidad, así como lo es la pregunta organoléptica: qué hacemos con nuestros residuos, ¿reciclamos verdaderamente?, ¿cuidamos nuestra sociedad?, ¿qué país legaremos a los que vendrán?
Pero más allá de todo lo que se consulte en esta encuesta, lo importante es el debido uso que se debe hacer de la información que arroje, para establecer las reales políticas públicas de los próximos 25 años, como política de Estado que resguarde y preserve la idiosincrasia nacional, que respete y fortalezca la dignidad de la persona.
Dr. Marcelo Jara Román
Jefe de Carrera de Licenciatura en Historia
Director Alterno CIMP/CEDAP
Universidad Catolíca de la Santísima Concepción