Casi escolares


En 1924 Gabriela Mistral público «Ternura», y uno de sus poemas «Piececitos de niño» incluido en la sección «Casi escolares», nos enseña que en las actividades escolares no pueden estar ausente los bienes morales, pues ellos, hacen virtuosas a las personas. Sin embargo, a casi cien años en que nuestra más grande poetisa nos enseñara este extraordinario poema de amor, a través del cual no sólo nos invita a tomar conciencia de la pobreza, reflejada en los pies de las personas más vulnerables, nos hace reflexionar sobre el sentido humanizador de la educación y la prioridad que debiera dar la sociedad a quienes más necesitan del respeto y la solidaridad de todos, en especial, de aquellos que se dedican al servicio público.

En este contexto duele que un servicio público como el Sename tenga tan poco cuidado en proteger la integridad y vida de los niños y jóvenes más vulnerable del país y que 187 de ellos, en un periodo de doce años, hayan fallecidos. Parece no sorprender a nadie que al mes muera un niño. Quizás los fallecidos sean un mero dato dentro del “flujo” de niños que atiende el servicio, pues si ponemos atención al “stock” (concepto usado por la Ministra de Justicia para referirse sobre los niños del Servicio) que aún se mantiene, la “merma” es apenas un dato estadístico menor y que no nos debiera preocupar.

Llama poderosamente la atención como el lenguaje de los políticos ha ido modificando la percepción que tenemos de la realidad humana, hasta convertirla en números o meras  cosas. En un mundo dominado por el utilitarismo neoliberal, las personas valen hoy por su “capital” y no por su dignidad como persona humana e hijo de Dios. Hoy ya no se discute de bienes morales sino de créditos, vaucher, subsidios, financiamiento, coste, gasto, etc. Nuestros apoderados son clientes, los colegios son modelos de negocios. Las instituciones educacionales valen según ranking de años, puntajes Simce, PSU y cuanta tontera se les ocurre a los tecnócratas. Nada más lejano de lo humano, al significado y sentido humanizante de la educación.

Según Gabriela Mistral, «El hombre ciego ignora que por donde pasáis, una flor de luz viva dejáis». Los niños que no tienen padres o que provienen de hogares destruidos o disfuncionales, merecen toda nuestra atención y esfuerzo para satisfacer sus necesidades personales y educativas, pues de ello dependerá que alcancen algún día su plenitud de vida, que sean personas libres y responsables. Siempre y cuando no cerremos los ojos a esta triste y dolorosa realidad o hagamos como que no existen adoptando un lenguaje neutro y deshumanizado.

En verdad, si de esta forma nos hemos de referir a nuestros niños y jóvenes, adultos mayores o personas en situación de discapacidad, entonces da lo mismo quien gobierne el país, pues los brujos ya retornaron y se hicieron del poder.