El intenso y expansivo uso de la prueba Simce no sólo representa una obsesión por mostrar datos favorables de una gestión de corto plazo, sino que ha desnaturalizado la esencia de la labor educativa, convirtiendo los CMO y OFT/V en meros accidentes, y transformando el puntaje en el leitmotiv escolar.
Si el puntaje ubica a la escuela en la cola, la amenaza de muerte es inminente: la Agencia de la Calidad se encargará de ello; si la ubica en la medianía, sobrevivirá con cierta tranquilidad por varios años; y si está en la parte alta, tendrá publicidad en medios, premios, reportajes y toda clase de “merecimientos“.
Hoy el eje del currículo escolar es el Simce. Contenidos y objetivos educativos se subordinan a metas cuantitativas, y los profesores han sido convertidos en coaching instruccional. Como verdadera espada de Damocles están la Superintendencia y la Agencia de Calidad: se encargarán de ir eliminando al último de la lista.
Las pruebas estandarizadas aportan datos al Simce sobre el porcentaje en que han sido alcanzados los aprendizajes, sin embargo, hay logros no cuantificables y otros sobre los que no existe tiempo ni recursos humanos suficientes para evaluar objetivamente.
Pero parece que la moral, la afectividad, la participación ciudadana no importan; lo que la sociedad valora son los puntajes, al punto que muchos padres han conseguido que les entreguen los obtenidos por sus hijos en el Simce. Consecuencia: hijos, profesores y escuela más presionados.
La pregunta que cabría hacerse como país responsable de sus acciones educativas (y políticas) es aclarar si es posible un currículo y un sistema de medición únicos, una Agencia de Calidad que se rige por un solo tipo de parámetros, cuando las regiones, sociocultural y demográficamente, son diferentes.
Tal vez es mejor “liberar” a las regiones de una prueba nacional para que definan un eje curricular que aporte efectivamente a su desarrollo y conciba sus propios mecanismos de evaluación. ¿Cuál será el eje del currículo para el Biobío que se ha definido en el emprendimiento innovador? Un país unitario en lo político, como Chile, no necesariamente tiene que tener todo igual, al menos no a nivel curricular.
Aladino Araneda
Académico Facultad de Educación
Universidad Católica de la Santísima Concepción