Se nos va un nuevo año y es un buen momento para mirar atrás, observar lo que nos ha pasado en materia económica y concluir respecto a lo que se viene. El 2011 será recordado como uno de los mejores años en materia de crecimiento económico. Chile a pesar de enfrentar un panorama externo adverso, va a crecer a tasas de alrededor de 6%, muy por sobre el promedio de 4% que se creció en la década anterior. Sin lugar a dudas, el reciente terremoto influyó en este desempeño, como también el fuerte optimismo del sector privado, que generó altas inversiones.
Pero el mayor crecimiento vino de la mano con un creciente descontento de la gente con la forma como se reparten los beneficios del desarrollo. Durante este año hemos sido testigos de casos como La Polar y fuertes preocupaciones por la excesiva concentración y el creciente poder de mercado de muchas empresas en áreas como el retail, farmacias, telecomunicaciones, la industria avícola, el sector lácteo, las Isapres, AFP, etc. Todas industrias ubicadas en áreas muy sensibles para la ciudadanía. Recientemente se sumaron investigaciones al retail, al mercado avícola y al transporte de pasajeros.
La economía chilena se ha estado desacelerando y la creciente preocupación internacional nos hace creer que el próximo año no será tan bueno y debemos moderar nuestras expectativas. Por otro lado, en la agenda aumentará la presión por una mayor regulación, y por una reforma tributaria que permita reducir las desigualdades. Esto a pesar de que es sabido que el principal causante de la pobreza es el desempleo y es allí donde habría que poner los énfasis. En definitiva, será un año de definiciones. Esperemos que se hagan bien las cosas y que no se abra una caja de Pandora como recientemente ocurrió en materia de educación.
Andrés Ulloa Oliva
Académico Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas
Universidad Católica de la Santísima Concepción
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