Agricultura familiar, transformación digital y formación


Nuestro país, con su geografía extensa y variedad climática, nos pone a prueba en la búsqueda de soluciones inteligentes a condiciones cada vez más adversas, en ese sentido la agricultura familiar campesina no está exenta de nuevos y mayores desafíos. No es desconocida la prolongada escasez hídrica por más de 12 años que enfrentan los productores del país, sumando a ello la falta de trabajadores para actividades agrícolas después de la pandemia, y que, junto a los acelerados avances tecnológicos, llevan al sector a buscar la manera más eficiente para hacer frente a las condiciones actuales. Pero la importancia de este grupo de agricultores para la economía mundial recién fue reconocida en 2014, cuando la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) redefinió la agricultura familiar, dándole fortaleza a este concepto, y vinculándolo a las políticas públicas de muchos países de Latinoamérica.

En nuestro país la agricultura familiar campesina, no ha quedado al margen, y los esfuerzos se han orientado principalmente a la promoción de la actividad productiva a través de programas e instrumentos públicos, donde las instituciones públicas del agro han proporcionado recursos para su desarrollo.  Pero, a pesar de los avances en el reconocimiento de esta actividad agrícola por muchas instituciones, los eventos ocurridos en los últimos años no han hecho más que visibilizar una realidad dura y dramática, la precariedad de la agricultura familiar campesina.

En ese sentido la pandemia nos deja una gran brecha digital existente en sectores tan relevantes como el agroalimentario; que a diferencia de otros sectores económicos no ha podido incorporar la transformación digital como una herramienta de competitividad, quedando muy atrás en su implementación. Romper con esta realidad, es una preocupación de los agricultores, por ello iniciativas impulsadas por INDAP de capacitar al mayor número de productores de la agricultura familiar campesina en herramientas de digitalización puede ser un paso importante para reducir las brechas. Sin embargo, este esfuerzo no tendrá impacto alguno sino existe coordinación con entidades de capacitación y formación permanente.

Por ello, las universidades regionales están llamadas a ser aquellas entidades que permitan alcanzar el éxito de las políticas públicas dirigidas a la agricultura familiar campesina, buscando reducir brechas digitales y dando mejores herramientas de productividad a estas empresas agrícolas, que a la larga den equidad a los habitantes de tantos sectores rurales de nuestro país.