Actividad física: la receta para una cura de sueño activa


Parece una fórmula sencilla, accesible y efectiva para enmendar las crisis de insomnio. ¿Lo mejor de todo? Es una ayuda no farmacológica para ponerse en práctica. Basta un poco de voluntad durante la jornada para, al final del día, lograr un buen descanso. La ecuación se traduce en que el sueño profundo ayuda a la recuperación de todos los procesos fisiológicos necesarios para el buen funcionamiento orgánico,  y esto se regula durante un buen descanso.

Probablemente no es ninguna novedad. Pero que la actividad física incida en el buen dormir fue recientemente demostrado por científicos de las Universidades de Oregon y Bellarmino (Estados Unidos). ¿La clave?: 150 minutos de ejercicios semanales, capaces de mejorar en un 65 por ciento la calidad del sueño de los interesados.

El estudio, publicado en la última edición de la Revista “Mental Health and Pysical Activity”, consideró a más de 2.600 hombres y mujeres de entre 18 y 65 años, demostrando además que quienes sí cumplían con la norma básica de la hora y media de deporte a la semana, permanecían más alerta durante la jornada, respecto de quienes no se ejercitaban.

Fin de año suele asociarse con mayor carga acumulada de estrés, factor que incide directamente en el ánimo y, por supuesto, en la salud de las personas. Y como uno de los remedios para este padecimiento, figura el descanso. Parecen ideas opuestas, pero en realidad se trata de los eslabones que complementan entre sí:  a mayor presión a la que es sometido nuestro cuerpo y nuestra mente, mayor será la necesidad de enfrentarlo a actividades que procuren la distracción, la recreación y el buen uso del tiempo libre.

Hay sólo algunos factores elementales a tener en cuenta antes de poner en práctica una “cura de sueño activa”, partiendo por el correcto manejo en la intensidad de las prácticas elegidas, que pueden ser de moderadas a vigorosas. Estos están regulados fundamentalmente por las características individuales de las personas y su condición de salud (quien padece de patologías asociadas al síndrome alimenticio o de salud particular no debe por ningún motivo someterse a prácticas regulares, en condiciones similares a un individuo sano.

Hay que ser claro, a pesar de que el cuerpo muchas veces no tenga ánimo de ejercitarse, es que la actividad física se traduce indudablemente como uno de los factores protectores de la salud, declarados incluso por la OMS. Y si a ello se suma que favorece el buen dormir –promoviendo así el descanso- la vía correcta es clara: ejercítese 150 minutos a la semana –dividido en a lo menos tres secciones-  y luego evalúe los resultados.

Jesualdo Cuevas Aburto
Carrera de Educación Física
Universidad Católica de la Santísima Concepción

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