A la memoria cósmica de Sergio Meier


Ya han pasado 12 años de la temprana partida de uno de los más grandes escritores de ciencia ficción de nuestro país. Sergio Meier inició su viaje un 2 de agosto del 2009 a la edad de 44 años. “Nacido, criado y fallecido” en Quillota, por y para muchos el escritor mejor dotado de la ciencia ficción chilena. Profesaba en sus escritos el retrofuturismo, es decir, una visión del futuro pero con tecnologías del pasado. Es el también llamado Steampunk, en que elementos del siglo XVIII y XIX, especialmente las tecnologías derivadas del vapor plagan el mundo del futuro con naves voladoras de última generación, robots sintientes y conscientes, industrias autónomas comandadas por inteligencias artificiales las cuales son movilizadas por la fuerza del carbón y del fuego. Y de ahí toda una estética que Meier llevó hasta las últimas consecuencias.

En toda su obra se intercalan dado su enciclopédico conocimiento múltiples saberes: se movía con tal soltura entre Sócrates, Pitágoras, Plutarco (en que ya intuía la presencia de multiversos según Meier en sus “Vidas Paralelas”), Leibniz (con su monadología), Blake (“ángeles sobre la copa de los árboles en espera de unir el cielo con el infierno), Newton, Kant, Bohr, Gödel (teoremas de la incompletitud), Turing (inteligencia artificial) y la mecánica cuántica (paradigma holográfico). Todo este esfuerzo de sapiencia tenía un solo fin: dar con la realidad.

Fue un enamorado de H.P Lovecraft. Incluso se comparaba con él ya que los dos vivieron en la periferia (Quillota- Providence) y nunca se separaron de sus ciudades natales, aislándose de los centros de auge literario en sus respectivas épocas. Ambos fueron ghostwriters, es decir, aquellos que se les encarga algún material escrito en que no señalan su autoría y manifestaban personalidades similares. También comparten el que no fueron puestos en el sitial que les correspondía en vida por su labor literaria. Quizás de aquí a cien años para Don Sergio.

Fue un adelantado, un entusiasta de las nuevas teorías que explican el mundo, especialmente aquellas teorías que desechan el reduccionismo especialmente al tratar el cerebro humano.

No tuvo, y aquí lo extraordinario de este escritor- filósofo, a su haber un gran número de publicaciones, sólo dos novelas terminadas: “El color de la amatista” (1986) y “La Segunda Enciclopedia de Tlön” (2007) prologada por Myriam Phillips. Por lo que uno pudiera inferir que su impacto en la literatura nacional es residual.

Pero Sergio Meier fue y es una fosa abisal: quizás por la superficie se vislumbra un leve impacto, una fractura mínima en el terreno literario chileno. Pero eso sólo en una dimensión, ya que si nos adentramos en ella, esta fisura es de una profundidad poco antes vista en un autor nacional, kilométrica, insondable, dándonos paso a mundos fantásticos e imposibles y que al final, se muestra límpida a lo nuclear de su corta existencia que fue la búsqueda incansable ante la maravilla del conocimiento y responder la antigua interrogante de qué es la realidad.