A 6 años del 27F


Cuando pensamos en un 27 de febrero, es inevitable recordar el terremoto y tsunami del año 2010. Sin embargo, cuando escuchamos hablar de un 8 de febrero, 15 de marzo, 8 de julio, 24 de mayo o 20 de febrero no se nos viene a la cabeza algún evento importante que hayamos leído o escuchado de nuestros abuelos. Pero si a esas fechas le agregamos los años 1570, 1657, 1730, 1751 o 1835, posiblemente recordaremos que en esas fechas ocurrieron terremotos y tsunamis en Concepción. En efecto, todos esos terremotos han sido parte de la historia de nuestra ciudad, que originalmente se fundó en Penco y que después del terremoto y tsunami del 24 de mayo de 1751 (el cuarto evento que destruyó la ciudad desde su fundación), las autoridades de la época deciden cambiar la ciudad a su actual emplazamiento. Por lo tanto, podríamos decir que la primera medida de mitigación frente a tsunamis se tomó en Concepción el año 1751, esto a más de 250 años del tsunami del 2010. Entonces, me gustaría invitar al lector a mirar su entorno, su familia, su historia y reflexionar con las siguientes preguntas: por qué el terremoto y tsunami del año 2010 nos encontró desprevenidos?, ¿cómo hacemos conscientes a las nuevas generaciones de la ocurrencia de este tipo de fenómenos?

A 6 años del 27F hemos visto que se han implementado varias medidas de mitigación concretas en nuestras ciudades, tales como viviendas elevadas, señalética, demarcación de vías de evacuación, muros costeros, planes de emergencia, capacitaciones, etc. Iniciativas que apuntan a construir ciudades más resilientes. A nivel central, hemos observado que se han reestructurado y fortalecido los organismos de emergencia, tales como el SHOA, ONEMI y CSN, los que han sido puestos a prueba en los eventos ocurrido en el resto del país. Además, se han generado centros de investigación y observatorios de desastres naturales que buscan contribuir a la investigación en estos temas. Del mismo modo, es importante destacar el proyecto de colaboración de 4 años entre Chile y Japón titulado “Mejoramiento de Tecnologías para el desarrollo de comunidades resilientes ante tsunamis” en el que han participado varias universidades e instituciones públicas de ambos países. Entre los principales resultados podemos mencionar bases de datos, guía para la estimación de áreas inundación por tsunamis, recomendaciones de medidas de mitigación, metodologías para la continuidad de operación de puertos y principalmente la generación de capital humano experto en tsunamis.

Después de ocurrido el tsunami del 2010, nos dimos cuenta que podíamos dar cátedra a nivel mundial sobre terremotos e ingeniería estructural, pero también nos dimos cuenta que no podíamos hacer lo mismo en tsunamis. No fue posible explicar muchos fenómenos que ocurrieron esa noche, pero al revisar la historia vemos que se repitieron en 1835, 1751, 1730 y anteriormente también. Poco a poco hemos logrado explicar científicamente estos fenómenos pero hay mucho por hacer todavía. Además, como sociedad debemos pensar en los nuevos desafíos para continuar trabajando en el desarrollo permanente de comunidades resilientes frente a tsunamis y cuál es mi rol individual en todo, siendo un protagonista y no simple espectador.