Un hombre a la carta, a pedido de la pareja matrimonial consumidora, ideal en todo sentido, sin enfermedades, taras, defectos, deformaciones, neuronas en hibernación, síndromes de esto o aquello, etc., tal como lo habrán sido los ciudadanos de Esparta; perfectos, y, al parecer, debido a la arrogancia del hombre, a la decodificación del ADN; todo […]
