Exposición estuvo a cargo del Arzobispo de Concepción y Gran Canciller de la UCSC, Monseñor Fernando Chomali.
Una presentación de la fe como la luz que disipa las tinieblas e ilumina el camino del ser humano, fue la que realizó el Arzobispo de Concepción y Gran Canciller de la UCSC, Monseñor Fernando Chomali, en la charla que dio inicio al seminario “Conociendo las enseñanzas del Papa Francisco”, actividad enmarcada en la Academia de Verano UCSC 2021 y que se extenderá hasta el 15 de enero.
La autoridad basó su exposición en la primera encíclica del Sumo Pontífice “Lumen fidei”, que también es la última de Benedicto XVI. El texto se divide en cuatro capítulos más una introducción y una conclusión, y aborda la historia de la fe de la Iglesia, la relación entre razón y fe, el papel de la Iglesia en la transmisión de la fe, así como el efecto de esta para construir sociedades en busca del bien común, concluyendo con una oración a la Virgen María, que es presentada como un modelo de fe.
“Imagínense cuánta fe necesitamos hoy día que estamos frente a las tinieblas de la pandemia, de la enfermedad y la muerte. Ante la pandemia de la indolencia de muchas personas que se creen el centro del mundo y con el derecho de hacer lo que quieren, cuando quieren, sin pensar en los demás. Estamos encandilados, pero el encandilamiento nos deja ciegos. Aquí se trata de una luz que ilumina el camino del ser humano”, sostuvo el Gran Canciller.
Asimismo, agregó que esta iluminación no solo aborda toda la existencia de las personas (corporal, social, afectiva, familiar), pues también ayuda al hombre a distinguir el bien del mal en una época en la que creer se opone al buscar y la fe es vista como un salto al vacío que impide su libertad. De igual modo, señaló que lo que falta actualmente es el sentido de la vida y la fe ayuda a recomenzar teniendo como fundamento último a Dios.
En su charla, el Arzobispo desafió a la Universidad a ver una verdad amplia y comprender que la fe no atenta contra la ciencia ni la inteligencia humana, sino que le da otro valor: “Una fe que va más allá del mero sentimiento es una fe ligada a la verdad y al amor, porque estos no se pueden separar, ya que solo es verdadero el amor que resiste la prueba del tiempo y se convierte en fuerza de conocimiento”.
Al finalizar su exposición, Monseñor hizo referencia al vínculo entre fe y fraternidad, sosteniendo que esta última solo será posible cuando el hombre no base el encuentro con los otros en la utilidad, el interés o el miedo. “En la cultura de lo descartable, la fe se convierte en un bien para todos, porque nos da un horizonte de comprensión antropológico muy superior a todo lo que podamos conocer. Creo que estamos muy en deuda con buscar métodos nuevos, con tener nueva pasión para transmitir la fe”.
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