Cecilia Gutiérrez, psicóloga Unidad Desarrollo Organizacional UCSC.
Sin duda, estos días han sido de mucha preocupación y más de alguna vez, hemos escuchado que no es bueno preocuparse, sino que debemos ocuparnos. Pero ¿qué significa esto?
La preocupación responde a un intento mental de encontrar una solución a una situación que nos produce ansiedad. Es una actividad cognitiva que nos prepara para lo que creemos que está por venir, por lo tanto, surge como mecanismo para generar acciones y afrontar así, distintas dificultades. Es una etapa previa a la ocupación y como tal, es necesaria, pero en su justa medida.
¿cómo pasar de la preocupación a la ocupación?
- Primero, analice lo que le preocupa de manera objetiva ¿lo vería de la misma manera si un amigo estuviera en su situación? ¿qué le diríamos? ¿y si sucediera esto que tanto me preocupa? Incluso si sucediera, solemos ser capaces de afrontarlo.
- Acepte que hay cosas inevitables. Si lo que le preocupa es algo que va a suceder, independiente de sus acciones ¿de algo serviría esa preocupación? ¿cuál sería su ámbito de influencia? Debemos aceptar la incertidumbre, pero a la vez debemos sentir que podemos controlar algunas áreas de nuestra vida.
- Cree un espacio acotado de tiempo para preocuparse y luego pasar a la acción. El círculo de preocupación debe ser más acotado que el círculo de la ocupación.
- Clasifique sus preocupaciones entre las que tienen solución y las que no. Esto le permitirá enfocar sus energías en lo que debe ocuparse y tomar acciones.
- Cuando inicie la acción, considere que “no podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos”.
Finalmente, en la actual situación sanitaria, si una de sus preocupaciones es contagiarse y enfermar, lo que está en su control, dice relación con las medidas de seguridad y protección. Siempre habrá imponderables, pero mientras controle sus acciones y las enfoque en minimizar los riesgos, estará ocupándose.