Cecilia Gutiérrez, psicóloga Unidad Desarrollo Organizacional UCSC.
Nuestra idea de normalidad se ha visto totalmente modificada en estas semanas, manteniéndonos en una rutina llena de preocupaciones e incertidumbres. La angustia y falta de control es una constante y el virus nos revela de manera amenazadora nuestra interdependencia. La respuesta que manifestemos puede modificar el rumbo de esta situación y provocar un cambio, como nunca antes habíamos pensando.
En este periodo cada uno de nosotros ha tenido que adaptarse a estas nuevas condiciones. Y no ha sido fácil. Si bien, cada uno lo vive de manera diferente, hay claridad que aislarnos en nuestras casas no significa necesariamente aislarnos emocional y socialmente. Al contrario, los expertos nos llaman a mantener los vínculos, a cultivarlos y potenciarlos, pues estas nuevas condiciones pueden abrir nuevas posibilidades, que nos lleven a repensar nuestras prioridades y enfocarnos en lo que realmente es importante: la salud, el bienestar y nuestra relación con los otros. Pasar de lo individual a lo colectivo es primordial, donde impere la solidaridad y el sentimiento de comunidad.
¿Cómo enfrentar esta etapa de cambio? Para responder señalaré algunos puntos que me parecen importantes:
-
- Mantener primeramente el vínculo con uno mismo. Disponer de tiempo para pensar y pensarse ¿cómo estoy? ¿qué me pasa con todo esto? ¿cuáles son mis fortalezas? ¿cuáles son mis miedos? Solo cuando he puesto el foco en mi persona, puedo hacerlo en otros.
- Reconocer y admitir la presencia de incertidumbre, así como detectar y modificar ideas irracionales.
- Establecer objetivos a corto plazo. En algunos casos, el plazo es el día.
- Aceptar que debemos modificar nuestras rutinas. Esto implica desajuste y reajuste. Algo que probablemente sintieron la semana pasada.
- Mantener una rutina relativamente estable con respecto a horarios y actividades, aceptando que en ocasiones se verá interrumpida.
- Limitar el flujo de noticias. Definir cuándo y cuánto tiempo estar expuestos a la información. Esto implica dosificar la exposición a redes sociales realizando acciones como silenciar alertas de Twitter y ciertos grupos de WhatsApp, así como ocultar publicaciones e historias en redes sociales.
- Mantener conexión con personas importantes en su vida (familia o amigos) y definir horario de contacto.
- Ofrecer relaciones de calidad y señalar disponibilidad. Esta disposición debe ser acogedora, amable y cercana. Debemos dar refugio, seguridad y cuidado a nuestro niños, niñas y adolescentes, así como a nuestros adultos mayores.
- Implementar prácticas que nos hagan sentir bien: leer, meditar, escuchar música, ejercitarse, ofrecer apoyo social, entre otras.
En este tiempo el foco no está en el logro, sino en el cuidado de las personas. No es tiempo de hostilizar, sino de generar espacios psicológicos de protección. Es tiempo de generar conversaciones tranquilizadoras y esperanzadoras. Es tiempo de cambio.