13 personas participaron de talleres en los que profesionales entregaron herramientas para fomentar la actividad física y el bienestar emocional.
De acuerdo a datos entregados por el Ministerio de Salud, aproximadamente 1 a 2% de la población mayor de 65 años sufre enfermedad de Parkinson (EP), cifra que se eleva a 3%-5% en aquellos mayores de 85 años. La EP determina un deterioro de la calidad de vida de los pacientes, sobrecarga para los familiares y cuidadores y un aumento de la mortalidad de los afectados.
Un escenario en el que la Facultad de Medicina no quiso estar ausente y desde hace tres años se encuentra capacitando a personas que sufren esta patología a través cursos de diferentes temáticas. Este año, los contenidos vistos por estos 13 beneficiarios se centraron en actividad física y bienestar emocional. Lo que se suma a lo aprendido en las otras versiones como: nutrición, salud mental y medicina complementaria, con el fin de mejorar su calidad y retrasar el avance progresivo de su enfermedad.
Proyecto Fondo de Ayuda a Obras Sociales “Sello UCSC”
Una actividad que responde al proyecto financiado por el Fondo de Ayuda a Obras Sociales “Sello UCSC” de la Pastoral UCSC, cuyo nombre fue “Acompañamiento a un hermano con Parkinson 2019”. Esta iniciativa fue ejecutada por la Jefa de Carrera de Enfermería, Alejandra Jerez y la académica del mismo Plan de Estudios, Nancy Plaza, quien lo ha liderado desde 2017.
En esta oportunidad, también colaboraron seis estudiantes: María Paz Rivera, Jonathan Villegas, Lucia Machuca, Daniel Cavieres, Javiera Candia, Nicole Escobar y Emma Ugarte; además de kinesiólogos exalumnos de la UCSC: Yessenia Ríos y Martín García.
La ceremonia de certificación del grupo de beneficiarios, luego de ocho sesiones de clases, se efectuó este miércoles en el Auditorio San Lucas del Campus San Andrés y contó con la presencia del Director de la Pastoral, Pbro. Víctor Álvarez, familiares, académicos y estudiantes.
Experiencia y beneficios
Sobre el proceso, Alejandra Jerez, indicó que “el balance es positivo, ya que los usuarios participaron activamente, reflejando la experiencia vivida y la unión como seres humanos que se ha establecido entre todos”.
En tanto, Claudio Vega, beneficiario comentó que “los talleres me han servido para mejorar mi autoestima, mejorar las relaciones personales y también, debido a que todos tenemos la misma enfermedad, no me siento menoscabado”.
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