Actividad desarrollada en Teatro Municipal contó con las exposiciones de Monseñor Carlos Pellegrin, el consultor español Jesús Migallón y el jefe de Extranjería de Ñuble, Carlos Ruiz.
El Censo de 1982 señaló que en Chile residían 186 mil extranjeros. Un poco menos de la mitad de los registrados en el Censo de 2014: 416 mil. Pero, a partir de entonces, la inmigración en nuestro país ha crecido mucho más rápido y las cifras de diciembre de 2017 indican que subió a más de un millón cien mil, provenientes de distintas naciones, entre ellas Colombia, Haití y Venezuela.
Precisamente, este fenómeno fue el que se analizó este jueves en el Seminario “Desafíos de la Inmigración en el Chile de Hoy”, realizado en la Gran Sala de Teatro Municipal de Chillán y convocado por la sede del Instituto Tecnológico de la UCSC.
Una iniciativa que nació a partir de las diferentes expresiones sobre la inmigración que vive el país, con ausencia de espacios orientadores para la comunidad, asumiendo el compromiso de generar uno de reflexión y abordar de mejor manera las diferentes acciones que se observan.
La actividad contó con las exposiciones «Experiencia y visión internacional de la inmigración», a cargo del consultor español Jesús Migallón; «Visión eclesial y teología de la inmigración», por el Obispo Chillán, Carlos Pellegrin; y «Visión estatal y políticas de la inmigración», por el jefe del Departamento de Extranjería e Inmigración de la Gobernación de Ñuble, Carlos Ruiz.
Monseñor Pellegrin aludió al mensaje del Papa Francisco, recordando que, si bien existen límites entre las naciones, somos parte de un mismo pueblo: “Podemos hablar diferentes idiomas, tener diferentes culturas, pero tenemos el mismo destino: vivir en paz y realizarnos como persona”.
Carlos Ruiz, a partir de su experiencia en Extranjería, señaló que este fenómeno es el gran desafío de la década: “La Ley de 1975 no contempló jamás que Chile iba a vivir un boom de la migración, como lo fue en Estados Unidos o Argentina. Era una ley que daba cumplimiento a la realidad, pero se sobrepasó la capacidad del personal de las distintas oficinas de migración. Es necesario realizar un proceso de regularización extraordinario, modernización de la legislación, a una que satisfaga las necesidades del la sociedad actual”.
A partir de la experiencia de España, país que vio la llegada de inmigrantes de distintos países en la década del 80, Jesús Migallón relacionó ambos casos: “La principal similitud es la necesidad de crear una política migratoria nueva, a partir del incipiente desarrollo de la migración que ambos países recibieron en muy corto tiempo”.
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