Pese a que los conflictos forman parte de cualquier organización, pueden ocasionar efectos devastadores de no ser manejados a tiempo.
Nos guste o no, los conflictos están presentes en todas las organizaciones. La denominada “cultura del rumor”, los procedimientos poco claros, la mala relación entre colegas, pueden generar problemas con efectos devastadores, si no son bien manejados, aseguró Cecilia Gutiérrez, psicóloga UCSC.
¿Cómo manejar un conflicto?
- De acuerdo al modelo planteado por los investigadores Thomas y Kilmann, la conducta de una persona puede describirse en base a dos dimensiones básicas: la asertividad y la cooperación, y en base a ello, plantean cinco formas de manejar los conflictos.
- Ser asertivo, pero no colaborador. Implica defender una postura que se considera correcta. Se sugiere ocupar este método cuando es vital una acción rápida y decidida, ante emergencias o cuando comprobadamente tenemos la experticia para manejar un conflicto
- No asertivo y colaborador. Implica dejar de lado los propios intereses para satisfacer los de otros. Se sugiere conciliar para permitir que se escuche una mejor proposición, para aprender de otros, o cuando la situación es mucho más importante para el otro, que para usted.
- No asertivo y no colaborador. No se enfrenta al conflicto. Se sugiere utilizar este método cuando un problema es trivial, de importancia pasajera, o cuando otros temas son más importantes y urgentes. También se ocupa para enfriar los ánimos, para reducir las tensiones o para recobrar la perspectiva y la compostura.
- Asertivo y cooperador. Es opuesto a evitar. La colaboración implica un esfuerzo para trabajar con la otra persona para encontrar alguna solución que satisfaga plenamente los intereses de ambas partes. Debemos colaborar cuando necesitamos encontrar una solución integrativa o cuando los temas a discutir son de gran importancia.
- Rango medio en asertividad y colaboración. Su objetivo es encontrar una solución expedita y mutuamente aceptable, que satisfaga parcialmente a ambas partes. Se encuentra en un punto medio entre la competitividad y la conciliación. Se negocia cuando las metas son de importancia media, para alcanzar acuerdos temporales sobre temas complejos o para llegar a soluciones expeditas bajo presión de tiempo.
Para la profesional, lo más importante antes de enfrentar una situación conflictiva es tener claro que cualquier solución pasa por la vía del respeto y el diálogo.
Los conflictos son algo normal, pero deben enfrentarse a tiempo, ya que estas situaciones pueden repercutir negativamente en el rendimiento, la motivación e incluso el sentimiento de pertenencia a la organización de quienes se ven afectados.