El encargado del área de Gastronomía Intercultural de la UCSC, chef Carlos Rojas, habló sobre porqué es importante incluir productos propios de la cultura ancestral mapuche en cenas de fin de año.
Carne a la olla, pollo al horno, papas duquesas o ensalada de porotos verdes, son algunos de los platos típicos que se preparan para las cenas de fin de año en Chile. Y, pese a que todos son platos sabrosos y arraigados en la cocina chilena, dejan fuera a un grupo importante de alimentos propios de la zona centro sur del país y que han estado presente en la cocina mapuche.
Se trata de elementos como el maqui, la quínoa, el mote, las avellanas y otros, los que por siglos han sido parte de la dieta del pueblo que ha habitado desde el río Biobío al sur. Carlos Rojas, chef Encargado del Área de Gastronomía Intercultural del Instituto Tecnológico de la UCSC habló sobre las ventajas de incluir dichos productos en la alimentación diaria, haciendo hincapié en factores nutritivos y de sabor.
Respecto del maqui, Rojas explicó que “este tipo de baya tiene un poder de 100% antioxidante muy por sobre otros frutos”. En efecto, además de esta propiedad, el maqui tiene beneficios para diabéticos ya que mejora los niveles de glucemia en ayunas y la tolerancia de la glucosa en hiperglucémicos.
En tanto que sobre la papa ancestral, “está científicamente comprobada de su alto valor, es mucho más sana que la normal como la dessire, al aportar menos almidón”. Respecto de la avellana y otros frutos secos, Carlos Rojas comentó que “ayudan a reducir el colesterol, regular el sistema nervioso, cuidar la piel, prevenir la osteoporosis y es alimento ideal para embarazadas, por su aporte nutritivo”.
Rojas asegura que “el pueblo mapuche encontró un equilibrio en su entorno y en su alimentación” lo que “debiera ser replicado en nuestras vidas ya que entregará un aporte significativo”.