Se trata de un paquete tecnológico de certificación del producto, idea del estudiante Jorge Mancilla que se adjudicó el Fondo Valorización de la Investigación Universitaria, hito inédito en la UCSC.
El negocio de la harina de pescado es uno de los más lucrativos en el mercado pesquero, considerando que durante el último año se registró una valorización de 1717 dólares por tonelada, según información proporcionada por el Banco Central.
Y en una industria que crece, pero que presenta métodos de fiscalización básicos y limitados, el proyecto de Jorge Mancilla, estudiante de Ingeniería Civil en Biotecnología Acuícola de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, cobra relevancia.
Se trata de la tesis de pregrado “Desarrollo de un paquete tecnológico para la certificación de harinas de pescado a través de la identificación de especies y la cuantificación de la proporción de materia prima utilizada”. En resumen, el investigador trabaja para generar un método que permita saber de qué y en cuánta cantidad está compuesta la harina de pescado.
Tal es la relevancia del proyecto que, en conjunto con la Oficina de Transferencia Tecnológica de la UCSC, fue postulado y se adjudicó el Fondef-VIU (Valorización de la Investigación Universitaria), hecho inédito para la UCSC.
Para llegar al producto final, primero se tomaron muestras de todas las especies que se utilizan para desarrollar la harina de pescado, entre las que se cuentan mayoritariamente sardina, anchoveta, jurel, mote y otros como, pampanito, pejerrey, tritre, agujilla, sierra, jibia y pulpo. Dichas muestras fueron procesadas y su ADN enviado a una empresa especializada en secuenciación de genoma en Corea.
“El proyecto tiene tres etapas, una era obtener las secuencias de genes indicativos de cada especie presente en la harina de pescado para identificarlas; el segundo paso es trabajar estas secuencias y desarrollar el paquete tecnológico con el que se podrán identificar primero los componentes de la harina que se fabrica en base a estas especies; y luego el tercer paso es cuantificarlos. Estamos desarrollando el segundo paso y estamos viendo la mejor estrategia para seguir avanzando”, explicó Mancilla.
El Dr. Víctor Faúndez, académico de la Facultad de Ingeniería y profesor guía en el proyecto, destacó que “la tesis que desarrolla Jorge es muy potente, se puede llevar a un contexto industrial, para la certificación del producto final que tendría implicancias tanto en la valorización del producto de exportación así como el resguardo de las poblaciones de las especies base que se utilizan en harina a través del uso de las herramientas biotecnológicas desarrolladas”.
En tanto que Gonzalo del Río, especialista en emprendimiento e innovación de la OTT comentó que “la Universidad busca que los alumnos desde etapas tempranas empiecen a tener otra mirada, que vean que su paso por acá no es solo de formación profesional, sino que ver cómo su trabajo puede influir en la industria y de eso derivar un emprendimiento o posible negocio” y agregó que “lo que resta es motivar a otros estudiantes a participar en este tipo de instancias”.
Por último, Faúndez comentó que “esto es fruto del esfuerzo que viene haciendo el Laboratorio de Genómica y Biotecnología Aplicada (LAGBA-UCSC) a través del trabajo conjunto con un equipo de profesionales desde hace mucho tiempo,” y “que sería interesante que éste tuviera más apoyo para potenciar y proyectar la investigación que se hace en nuestra Universidad para mejorar los procesos productivos de nuestro país”.