En Sexto Básico, y de manera superficial, el currículum escolar considera instruir sobre tratados de límites con países vecinos. Docente de la UCSC asegura necesario profundizar en la materia para que los jóvenes comprendan la actualidad.
Durante los últimos años, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya ha sido parte de las conversaciones cotidianas en el país. En ella se han visto dos causas que tienen a Chile y sus países vecinos como protagonistas, con temas de corte limítrofe como eje central. En 2012 fue Perú y su demanda por territorio marítimo y hace unas semanas Bolivia solicitando que esta se declare competente para decidir si Chile debe o no dar salida soberana al mar.
No obstante, y pese a la constante información publicada en medios de comunicación y redes sociales sobre las comentadas demandas, los planes formativos del ramo de Ciencias Sociales en enseñanza básica siguen siendo limitados en esta materia, según reconoce la profesora Tania Aravena.
La docente de la Facultad de Educación de la Universidad Católica de la Santísima Concepción asegura que “la historia limítrofe chilena tiene poco protagonismo en los planes de estudio. Sólo en Sexto Básico se abordan algunos aspectos con muy poca profundidad”. Explica que existe en aquel nivel una unidad didáctica titulada Chile en el Siglo XIX y que tiene como objetivo que los estudiantes comprendan las relaciones entre el Estado de Chile y los Estados vecinos.
Es así que se pasa, sin mayor profundidad, la historia de los tratados con Perú (1883 y 1929), Bolivia (1884 y 1904), con Argentina (1881) y la incorporación de Rapa Nui a soberanía chilena (1888).
Según comenta la académica, “esto no es suficiente”. A juicio Tania Aravena “se debe trabajar con fuentes históricas, imágenes, análisis, documentales, prensa, mapas, entre otros”. Agrega que este conocimiento es “tremendamente importante para los niños y niñas. No con fin de exacerbación patriótica, sino para que puedan comprender la génesis de las problemáticas limítrofes actuales, siendo necesario para ello conocer las razones de ellas. Es imprescindible, por tanto, conocer el pasado histórico, basado en un aprendizaje significativo de la historia de nuestro país en el proceso de enseñanza-aprendizaje, en el cual los estudiantes puedan pensar históricamente para poder desarrollar un pensamiento crítico, ubicarse en el tiempo no sólo cronológico sino también histórico”.
Asegura también que “no es cuestión de más horas de clases de Ciencias Sociales. “Si se aumenta las horas y se va hacer más de lo mismo no tiene mucho sentido. Son cuatro horas a la semana en que los estudiantes en conjunto con el docente, pueden logran aprendizaje significativo, donde la Historia deje de ser un cúmulo de hechos y fechas, sino procesos históricos dando respuestas a nuestro presente”.
La académica agrego que “en el caso particular de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, los egresados de Pedagogía en Educación Básica con mención en Ciencias Sociales están preparados, con los conocimientos disciplinarios claros y con las capacidades y saberes didácticos para hacerlos enseñables. A ellos no sólo se les imparten asignaturas en el área de la disciplina sino además el cómo enseñarlas desde una mirada significativa del aprendizaje”.