El candidato presidencial del Partido Progresista habló en la UCSC sobre educación en su charla “Visión para un Chile del futuro”, actividad organizada por el movimiento de estudiantes “Reforma Universitaria UCSC”.

El candidato presidencial del Partido Progresista habló en la UCSC sobre educación en su charla “Visión para un Chile del futuro”, actividad organizada por el movimiento de estudiantes “Reforma Universitaria UCSC”.
“Visión para un Chile del futuro” se denominó la charla que este viernes, en la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, dictó el candidato presidencial del Partido Progresista, Marco Enríquez-Ominami, invitado por el movimiento “Reforma Universitaria UCSC”.
Ante un importante número de estudiantes de distintas carreras, el candidato expuso algunas ideas respecto de su pensamiento sobre la educación en el país. “En la educación nos están enseñando a competir, es decir, a ganar y perder, y no a colaborar; un ejemplo evidente de esto es que la calidad de la educación en Chile es el Simce, herramienta propia de la gestión”, expresó. “El país mejor evaluado en el mundo en materia de educación, que es Finlandia, no usa el Simce, porque detrás de éste hay una fantasía de que si hay competencia entre colegios va a haber mejor educación”, agregó.
En relación a la educación superior, indicó que Chile tiene “las universidades más caras del mundo y ninguna es la mejor, entonces el problema no es sobre el dinero, sino de concepción de la educación”. Afirmó que “las universidades deben ser gratuitas, no nos oponemos a que existan las privadas, con otra ley de acreditación y que sean obligadas a acreditarse en posgrado e investigación”, y aclaró: “Cuando hablamos de gratuidad es un tema de justicia, porque la educación es un derecho”.
Asimismo, planteó que, frente a la educación como centro de la discusión en la sociedad, el problema no es solamente la economía, sino el poder. “Si bien las encuestas demuestran que Chile se considera un país feliz, creemos que es un país profundamente desconfiado, y la confianza no se gana ni con votos ni con crecimiento económico, sino que hay una discusión sobre la confianza, y ésa es la reforma del poder”, dijo, señalando que desde ahí se explica la pérdida de la relevancia de las regiones.
“Si estamos de acuerdo en reconocer que el problema no es solamente de la economía, sino también cultural, y que tiene que ver con la confianza, se trata de no vivir mejor, sino de vivir mejor juntos, y eso se construye desde la educación”, concluyó Enríquez-Ominami.