A sólo días de su retiro, Aroldo Navarrete fue homenajeado por las autoridades y funcionarios que compartieron con él tras 39 años entregados a la Universidad. Visiblemente emocionado agradeció las muestras de cariño.
El habitual espacio de los viernes por la tarde, donde autoridades y funcionarios de Casa Central se reúnen para compartir unos minutos, tuvo en su última versión un motivo especial.
Tras 39 años de servicio en nuestra Universidad, Aroldo Navarrete deja la Institución para comenzar un justo descanso. Su decisión de jubilarse deja un vacío entre quienes han compartido con él durante estas casi cuatro décadas, y es que él es la historia viviente de la UCSC y de la entonces sede de la Pontificia Universidad Católica de Chile en Talcahuano.
Hasta ahora se desempeña como estrecho colaborador del Rector Juan Miguel Cancino, responsable de conducirlo a las diferentes actividades que a diario realiza. “Ésta es una ocasión muy especial porque es la última vez que vamos a compartir un café con don Aroldo en este ambiente. Queremos expresarle nuestro cariño y nuestro deseo de que lo que emprenda a partir del próximo mes sea muy bueno para usted y su familia”, le manifestó la máxima autoridad universitaria.
Por su parte, el Vice Gran Canciller, R.P. Luis Rifo, señaló: “quiero agradecerle por su abnegada tarea y su entrega a la UCSC”, y procedió a bendecir el crucifijo que las autoridades le obsequiaron como recuerdo y señal del cariño que merecidamente se ganó.
La emoción se hizo evidente en el rostro de don Aroldo, quien agradeció a todos los presentes y destacó que se va con la tranquilidad de haber cultivado excelentes relaciones con sus colegas y autoridades. De manera especial agradeció al Rector Cancino tras cinco años de trabajo juntos, y al Vice Gran Canciller. “Fue él quien me casó”, comentó.
Aroldo Navarrete deja sus funciones en la UCSC este viernes y, junto con ello, una huella imborrable en la Institución que vio nacer y en todos quienes lo conocieron.