Alumnos de primer año tuvieron como desafío diseñar casitas para perros, maximizando el espacio y minimizando el material utilizado.
Un proyecto de aprendizaje significativo fue el que desarrollaron 35 estudiantes de primer año de la Carrera de Ingeniería Civil Industrial, quienes diseñaron casitas para perros y que pueden servir para acoger a los que son apadrinados por la Fundación “Colita Chueca” (ex Perritos UCSC).
A través de las asignaturas de “Álgebra” y “Cálculo”, los alumnos entregaron propuestas para maximizar el espacio en un área dada de material y otros minimizaron el material utilizado para un espacio dado, utilizando diversas TIC para modelar y resolver el problema: Symbolab, Wolfram Alpha, GeoGebra.
Específicamente, los grupos de trabajo presentaron sus posters, en los que muestran su trabajo del curso de Álgebra, dirigido por el académico Álvaro Martínez, y en el que aprendieron a modelar las funciones y encontrar gráficamente el punto óptimo. Por su parte, en el curso de Cálculo I, liderado por la académica Denise Chamorro, se dedicaron a resolver el mismo problema utilizando el «criterio de la primera derivada».
«Siempre está la necesidad de que los estudiantes apliquen las matemáticas y este trabajo responde a aquello. También la iniciativa desprende de un Diplomado que fue coordinado a través del CIDD, relacionado con la interdisciplinaridad. A los estudiantes los vi muy motivados desde el primer momento y hubo buena coordinación entre ambas asignaturas”, comentó Chamorro.
Producto final
Además, y como una manera de aplicar la teoría, uno de los grupos construyó una casita con material reciclado o de desecho, que fue donada a la Fundación Colita Chueca (ex Perritos UCSC).
Lucy Concha, presidenta de la Fundación, explicó que «nos sorprendió mucho el trabajo realizado, superó todas nuestras expectativas. Cuando uno piensa en este tipo de proyectos, por lo general se les relaciona con términos muy técnicos, pero que todo ello se concrete en esta casita, es muy enriquecedor”.
Por su parte la estudiante Isidora González comentó que “jamás nos imaginamos que, desde un problema de optimización, podríamos crear esta casita. La actividad fue muy reconfortante por el hecho de que lo que pasamos en la clase, se convirtió en un gesto de humanidad”.
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